Habitar desde una perspectiva mojada

Partiendo de un uso heterodoxo de la arquitectura y el espacio público, Bogotá se convierte en un autoadhesivo perfecto, en cuanto estas práticas fantasma o sin rastro toman lugar en ciertos sitios en cierto momento que es determinado por unos factores mutantes.

La lluvia, compañero eterno de la ciudad de Bogotá, no solo la viste con su manto acuoso, sino que le da infinidad de colores, a sus calles y espacios abiertos; estos son los paraguas o sombrillas, quienes no solo permiten ua instancia efímera mientras el aguacero, sino que a su vez modifica tanto la circulación, legibilidad y pregnacia del espacio urbano.

Existen otro tipo de elementos protectores los cuales son los techos o cualquier prótesis arquitectónica que sirva de resguardo para los transeuntes afectados.

¿ Cuantas memorias y situaciones de cualquier tipo no han tenido lugar bajo la lluvia ? Son infinitas, y estas «grietas» urbanas donde tienen lugar generan nuevas cartografías, sobre las cuales se pueden plasmar no solo los recorridos, sino las emociones e intrigas quese pueden gestar en la ciudad bajo la lluvia.

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